Un nuevo capítulo de: "Las increíbles aventuras de Agüsthina"
Hoy presentamos: "Espía en tierras rojas"
Agüsthina se levantó, como todas las mañanas, en medio de gruñidos y extraños sueños con miles de despertadores sonando alocadamente, a los que en vano, en su pesadilla, nuestra heroína trataba de aquietar a fuerza de golpes con su martillo Mi-Iholnir.
Caminó bamboleándose hacia el baño, y se lavó la cara. Luego del riguroso desayuno que tomara todas las las mañanas para engrandecer su mítica fuerza, partió hacia las lejanas regiones de UHB-A, donde debía cumplir una peligrosa misión que se le había encomendado: asistir, de incógnito, a una conferencia secreta sobre las relaciones exteriores de su país, y luego intentar infiltrarse en las peligrosas catacumbas de La Barbarie, nicho de los enemigos del Imperio, donde además servían café, galletitas, mediaslunas y pedazos de torta muy bien elaborados.
La misión de la valiente Agüsthina era espiar las intenciones del grupo de los "Horribles Rojos" (así se llamaban a sí mismos los peligrosos integrantes del grupo en cuestión, los cuales se reunían en La Barbarie para acaloradas discusiones seguidas de atronadores discursos donde hablaban de algo así como "Revolución Proletaria" y "Tomar el poder", discursos subversivos que Agüsthina nunca entendió porque quienes se estaban haciendo cargo del Imperio en aquel entonces, estaban supuestamente de acuerdo con esas ideas....) con la excusa de entrar para tomarse un café. Esta misión había sido encomendada por su mentor y jefe de la Resistencia Iluminista (que estaba en contra tanto del vil Kirsh-Nher como de los Horribles Rojos).
Agüsthina se deslizó entre el grupo que comentaba animadamente algo sobre un cortometraje que sería filmado en La Barbarie y luego infiltrado en los medios de comunicación para asustar al Imperio del Tiránico Kirsh-Nher (quien seguramente respondería a esta afrenta apostando muñecos con forma de pingüinos en Plaza de Mayo, extraña e inservible costumbre que él tenía, ya en el colmo de su abstracción y excentricidad, cuando quería demostrar poder o burlarse de sus opositores).
Nuestra heroína pidió un café (de acuerdo a instrucciones) y un agua mineral. Con esa excusa, mientras se lo preparaban se dedicó a escuchar los comentarios acerca de como sería realizado el cortometraje. Decían que sería buena idea filmar a los integrantes de La Barbarie en sus tareas diarias, por ejemplo, decían: "Mientras servís el café, das un discurso sobre la Revolución Roja".
Fue entonces que el que estaba preparando el café de Agüsthina, se dio cuenta de que él podía ejemplificarlo (tenía el café en la mano...si es que a tal horrendo brebaje que bebían podía llamársele así), asique se volteó hacia Agüsthina y comenzó a darle un larguísimo discurso donde mezclaba: revolución proletaria-plusvalía-evo morales-AmoaMarx-reforma agraria-derrocar a Kirsh-Nher envolverlo en una manta y tirarlo a un barranco-Chávez- MuerteaBush-ponéle azúcar al café. El discurso se prolongó toda la tarde.
Fue entonces que, ya aburridísima, Agüsthina tomó su Martillo MI-Iholnir, y, enfurecida y revelando su identidad, gritó:
- Oh! Horrible Rojo! has despertado la iras de Agüsthina, Diosa del pensamiento racional, quien odia las ideologías pasadas de moda y la falta de creatividad filosófica. Oh! integrantes del vil Ejército Rojo, sufrid ahora la furia de mi Martillo!!!
Agüsthina entonces revoleó su Martillo en su mano, y fue entonces que:
- ATRAPADLA!!! QUE NO ESCAPE!!!! Es una espía de Kirsh-Nher!!! - gritó un rojo, enrojecido por la ira, quien al parecer era el jefe de la célula.
Agüsthina, por primera vez, se quedó perpleja. Si hay alguien a quien detestaba, era a Kirsh-Nher....¿Por qué la habrían acusado de tal patraña? Y más importante aún, ¿por qué querían derrocar a Kirsh-Nher, quien compartía sus ideas? Fue entonces que entendió que realmente, los ideales sólo existen cuando no hay poder ni dinero de por medio...
Y entonces fue que Agüsthina convocó a su fuerza divina, y Mi-Iholnir voló por los aires, estrellándose contra el cráneo del primer Rojo que encontró en su camino. Comenzó una encarnizada batalla; los Rojos arrojaban libros a Agüsthina, llamados "El Capital", "Economía Política", "La Cuestión Judía" y el "Manifiesto Comunista", libros que al tocar a la víctima la convertían en un ser anticuado e irracional, que tendía a repetir las ideas que otros le imponían, cosa útil para luego ser capturada por los Rojos.
Agüsthina, quien en el pasado había manejado tales armas, ya tenía práctica en esquivarlas.
Su martillo golpeó una y otra vez, e iba dejando escrito como un sello en la frente de sus víctimas:
"PACIMI", que significa: "para que aprendas a crear ideologías modernas, idiota".
Luego de media hora de partir cabezas y esquivar libros, Agüsthina se vio rodeada de un tendal de gente cómodamente inconsciente en el suelo.
Y fue así que tomó su Martillo, y caminó tranquilamente hacia afuera, feliz por al fin haber dado su merecido a los Horribles e Irracionales Rojos.
y feliz porque se fue sin pagar el café!
ResponderEliminara quien se lo iba a pagar??? estaban todos desmayados luego de la golpiza!
ResponderEliminarjajajaa muy bueno!!
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